Europa Press. El estudio y análisis de un amuleto de plomo de datación andalusí hallado en la Cueva de Nerja extiende en el tiempo estimado hasta ahora la frecuentación y el uso de la cavidad, al menos en las salas exteriores.
Esta pieza ha sido hallada en una de las revisiones de diferentes vestigios que fueron obtenidos en las primeras intervenciones arqueológicas realizadas en la Cueva de Nerja y que están custodiados en el Museo de Málaga, según han informado desde la cueva.
El descubrimiento se encuentra actualmente en estudio para ajustar su datación en el momento concreto de la época medieval hispanomusulmana y es el primero de la Cueva de Nerja relacionada con ese contexto histórico, han precisado en un comunicado.
Este amuleto se encontraba en los fondos del Museo de Málaga y ha sido revisado dentro de los objetivos de catalogación del Proyecto de Investigación Interdisciplinar de la Cueva de Nerja. Se trata de una pequeña lámina de plomo, de unos siete centímetros de largo con los laterales alterados, que ha sufrido un proceso de limpieza severa y un estiramiento mecánico, aunque se intuyen bien en ella algunos rastros lineales que pueden responder a restos de un texto.
Según han explicado, los amuletos y talismanes son productos arqueológicos muy frecuentes normalmente asociados a los ámbitos rurales de Al-Ándalus. Con tipologías variadas aparecen en contextos domésticos y también asociados a los registros funerarios. Suelen estar grafiados con frases extraídas del Corán y oraciones en grafía arábiga, para buscar la protección del portador.
Época romana altoimperial
«Este descubrimiento supone un gran hito ya que extiende hasta la Edad Media la frecuentación y el uso de la Cueva de Nerja, al menos en sus salas exteriores», han destacado desde la cavidad, apuntando que antes de este hallazgo se barajaba su utilización en torno a la época romana altoimperial, tercer cuarto del siglo I después de Cristo, aproximadamente.
Hasta la fecha es el único resto de datación andalusí que se ha registrado en la cavidad y puede estar relacionado con un uso de las salas exteriores no colmatadas por algún eremita, un hombre pío considerado santo que, incluso, pudo ser enterrado en el interior de la sala, siguiendo patrones frecuentes en la época.
De hecho, era bastante usual que las poblaciones andalusíes utilizaran estructuras prehistóricas, al igual que cuevas y abrigos naturales. En ellas eran visibles evidencias materiales y gráficas rupestres, que podían transmitir cierto halo de valores mágico/religiosos. El caso del atrio del dolmen conocido como la Cueva de Menga en Antequera es paradigmático en este sentido.
Esta pieza ha sido hallada en una de las revisiones de vestigios y productos arqueológicos obtenidos en las primeras intervenciones efectuadas en la cueva, con reflejo parcial o incluso nulo en informes y memorias. Dicha labor de análisis y catalogación se enmarca en los objetivos del Proyecto General de Investigación Interdisciplinar que se lleva a cabo en la cavidad.
Ahora se encuentra en estudio, con el apoyo de medios digitales y las tecnologías actuales se espera despejar todas las incógnitas, entre ellas la de si el texto que se intuye es de alguna oración o frase del Corán.
Se ha proyectado un exhaustivo protocolo de documentación gráfica y fotográfica, de análisis y de caracterización coordinado por el equipo del Instituto de Investigación de la Cueva de Nerja y en estrecha colaboración con especialistas del área de Historia Medieval de la Universidad de Málaga, coordinados por la dirección científica del Proyecto de Investigación.