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La prevención y el control durante todo el año puede paliar los dañinos efectos en colmenas, cultivos y árboles
El Rin seco, sin apenas caudal para el transporte de mercancías. Las verdes praderas inglesas teñidas de amarillo y los embalses al borde del colapso hídrico en España. Estas son tres consecuencias de la sequía que padece Europa y que se ha originado por la ausencia de precipitaciones en los últimos meses.
Son efectos, que no dejan de pasar desapercibidos al ojo humano, produciendo preocupación y alarma en los expertos y la población. Pero, no son las únicos. El micromundo de las plagas se ve también afectado, con la consiguiente alteración para la fauna, la flora y los seres humanos.
En la vida cotidiana se viene notando una avidez inusitada en los mosquitos, muy vulnerables a la ausencia de agua. Para prevenir la deshidratación aumentan su suministro de sangre y pican más. Lo que a simple vista puede ser sólo molesto para el hombre es causa del incremento de enfermedades de carácter infeccioso. En los estanques, fuentes y piscinas de las ciudades comienzan, por otro lado, a ser cada vez más frecuentes concentraciones de abejas y avispas que tratan de beber el agua estancada que no encuentran ya en la naturaleza. Si no llueve, por otro lado, tampoco nacen flores y las abejas no pueden alimentarse de su néctar.
Estos insectos, fundamentales para el equilibrio ecológico, se ven muy afectados por los cambios bruscos en sus ecosistemas. La falta de lluvias atrae a sus colmenas a la varroa, un ácaro destructor que, explican desde Biblion Ibérica, puede acabar con las colmenas. No sólo mata a sus miembros, sino que deja enfermedades en crías y adultos.
Ratas y cucarachas, dos de los animales que más aversión producen en algunas personas, también modifican sus hábitos. Unas y otras abandonan sus escondites en busca de la humedad. Si las casas, advierten estos expertos en sanidad ambiental, no están en las condiciones higiénicas adecuadas se convertirán en su primer destino. Además, es necesario vigilar que no quede agua estancada en las macetas o en algunas zonas de los jardines, cuentan desde Biblion, cuyos expertos advierten también de la importancia de la sequía para las cosechas y los árboles en lo que a plagas se refiere.
A la evidente necesidad de agua para alimentarse, crecer y desarrollarse se suma el aumento de plagas que los debilitan y pueden incluso producir su muerte. El motivo se encuentra en los cambios en el ciclo reproductivo de los insectos, ya que aumentan sus puestas de huevos. A más calor y menos humedad, mayor crecimiento de las larvas y mayor rapidez en su metamorfosis.
Algunas de sus víctimas son los bosques de coníferas europeos. Según un estudio liderado por el CREAF, el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales y la Universidad Autónoma de Barcelona, el 30% de los árboles del continente están afectados por alguna plaga forestal y al 6% les ha causado la muerte.
Una de las soluciones al respecto pasa por la prevención y el control de esas plagas durante todo el año, ya que la erradicación no impide las consecuencias que supone la exposición a elementos debilitadores durante los periodos de falta agua.
La procesionaria del pino encuentra en estas condiciones meteorológicas un entorno apropiado para atacar a los pinos, acosados también por los escarabajos perforadores, invasores de las partes leñosas de las plantas. Por supuesto, la madera de las casa también les resulta atractiva por lo que la recomendación es aumentar la ventilación y evitar, una vez más, pequeños focos de humedad.
Otros escarabajos, los barrenillos, más oscuros y con larvas de gusano color crema que pueden llegar a los nueve milímetros de largo, actúan también sobre madera, sin importar si está sana o enferma. El remedio más avanzado al respecto es la endoterapia, una solución inyectable de nutrientes y de producto fitosanitario al producto vascular de la planta.
Otras plagas invasoras de nombres tan curiosos como los trips, la cochinilla o los tigres hacen también «el agosto» en estas épocas en las que el campo padece la ausencia de lluvias. El ganado, por último, se ve afectado por la falta de agua en los cultivos y por las enfermedades transmitidas por los insectos.
La aplicación de productos insecticidas sostenibles y respetuosos con el entorno es una de las soluciones para combatir estos problemas.
Esta información se ha escrito con ayuda de los expertos en sanidad ambiental de Biblion Ibérica
Fuente Comunicae