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El pasado 19 de julio se presentó en Madrid el Libro Blanco de la Salud Visual en España 2022, un ambicioso proyecto editorial auspiciado por el Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas, conjuntamente con la Sociedad Española de Optometría y la Fundación Salud Visual, que suma ya su sexta edición y que se ha consolidado como una obra referente del sector.
El presidente del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas, Juan Carlos Martínez Moral, fue el encargado de presentar el Libro Blanco a todos los asistentes, acompañado de los doctores Andrés Gené Sampedro y Ángel Salmador Martín, ambos miembros de la Sociedad Española de Optometría, y el evento contó con la asistencia de los diputados portavoces de la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados, Ana Prieto Nieto y Rafael José Vélez, así como la Portavoz de la Comisión de Sanidad de la Asamblea de Madrid, Vanesa Lillo Gómez.
En su intervención, el presidente destacó el estudio realizado sobre la pandemia de la Covid 19 y el confinamiento en relación a la salud visual, «en la que se muestra que los ópticos-optometristas han contribuido en esos duros momentos a mantener la actividad asistencial en salud visual, como venían haciéndolo desde antes de la declaración del estado de alarma. Todos asumen la actividad que el sistema público dejó de ejercer debido a la saturación del nivel de atención primaria y del especializado», explicó.
Esta nueva edición del Libro blanco está dividida en tres partes. La primera sobre Atención Primaria y Salud Visual, en dónde se realiza un exhaustivo análisis de impacto económico y social de la incorporación del óptico-optometrista a la atención primaria del SNS. Los autores toman, como elemento de análisis, las derivaciones al oftalmólogo que realizan los médicos de familia y los pediatras de atención primaria por problemas de agudeza visual, que son más de un millón de derivaciones al año. Esto tiene un impacto económico de más de 70 millones de euros cada año, que podrían reducirse en más de 50 millones de euros si la atención primaria tuviera una dotación básica de ópticos-optometristas o bien se realizaran acuerdos para la derivación de estos pacientes a los establecimientos sanitarios de óptica.
También en esta primera parte, según los resultados de una encuesta realizada por la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) en colaboración con el Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas, el 75% de los médicos de atención primaria (MAP) opina que la demanda asistencial por problemas relacionados con la visión es muy o bastante frecuente; el 80% cree que la cartera de servicios diagnósticos y/o terapéuticos en lo referente a la visión en atención primaria es insuficiente y el 93% manifiesta de forma contundente que no tiene las herramientas necesarias para valorar el estado de la visión de sus pacientes. Dos de cada tres derivaciones a oftalmología son por problemas refractivos; por ello, el 91% de los MAP considera que estas derivaciones suponen una sobrecarga de trabajo para ellos y/o para los oftalmólogos. Los MAP consideran casi de forma unánime, en un 88%, que el profesional idóneo para una valoración del estado refractivo o de la visión binocular es el óptico-optometrista, frente a solo un 12% que opina que es el oftalmólogo. Ninguno de los encuestados considera que el personal de enfermería debe ser la primera opción.
La segunda parte, titulada Hábitos y actitudes de la población española en salud visual está sustentada en un estudio cuantitativo realizado a la población española mediante 800 encuestas telefónicas, en el que se han comparado algunos resultados con los obtenidos en 2017 y se han añadido algunas cuestiones sobre el impacto de la Covid-19. En este sentido, el 31% de los encuestados considera que el periodo de confinamiento afectó de forma negativa a su salud visual.
En esta oleada, tres de cada cuatro españoles (76%) manifiesta tener problemas de salud visual, fundamentalmente miopía, hipermetropía o astigmatismo. Lo cual supone una subida de más de nueve puntos respecto a 2017 (67%). Resulta significativo que un 9% de los ciudadanos que manifiestan tener algún problema de salud visual, no utilizan ningún sistema de compensación, como gafas o lentes de contacto.
Si se toma como referencia a la población que manifiesta no tener ningún problema de salud visual (24%), y se cuestiona que dónde acudirían en primer lugar, el 26% lo hace en un establecimiento sanitario de óptica (diez puntos más que en 2017). La elección de centros de salud ha bajado en catorce puntos y la de oftalmólogos privados también ha bajado en cinco puntos, respecto a 2017. Este cambio probablemente sea debido a que el 63% de la población durante el confinamiento percibió que los establecimientos sanitarios de óptica fueron un servicio esencial de fácil acceso, frente al colapso del sistema sanitario público y privado.
En esta oleada, los que se revisan periódicamente (70%) lo hacen mayoritariamente en establecimientos sanitarios de óptica, 47% (siete puntos más que en 2017), un 27% en oftalmólogos privados (seis puntos menos que en 2017) y solamente un 12% en centros de salud (ocho puntos menos que en 2017). Hay que destacar que aún existe un 30% de la población que no revisa nunca su visión, lo cual supone un grave problema de salud pública.
Al 85% de los españoles le parece bien/muy bien que ante un problema de salud visual, antes de que el médico de atención primaria lo derive al oftalmólogo, hubiera un óptico-optometrista que lo atendiera. Fundamentalmente por evitar listas de espera, accesibilidad, cualificación y comodidad.
En la tercera y última parte: Los retos de la optometría, se plantean los desafíos científicos, políticos u organizativos que tiene la profesión en un futuro próximo. La integración de los ópticos-optometristas en el Sistema Nacional de Salud, en los niveles de atención primaria y secundaria, es el primero de ellos. El sistema sanitario público necesita una profunda transformación, sobre todo en atención primaria que se encontraba desbordada y colapsada por los cambios producidos en los patrones salud/enfermedad, cronicidad y pluripatología. Ningún cambio será eficiente sin tener en cuenta una profunda reforma de la estructura del sistema, para lo cual será necesario contar con los ópticos-optometristas.
Al finalizar la presentación, los diputados Ana Prieto Nieto y Rafael José Vélez, reseñaron la importancia social y económica de diferentes conclusiones del estudio publicadas en el Libro Blanco de la Salud Visual en España. «Como miembro también de la Comisión de Seguridad Vial, sorprenden los datos que ofrece el estudio sobre el altísimo porcentaje de conductores con problemas de salud visual que cogen el automóvil sin ningún medio de compensación óptica y sin haber pasado antes por la revisión de un profesional de la visión. Es un hecho que hay que debatir sin duda en la comisión. Igualmente, también debo destacar los increíbles datos económicos presentados en el estudio sobre el ahorro para las arcas de la Sanidad Pública que supone la inclusión de optometristas en la reducción de las listas de espera en los centros públicos de Oftalmología por problemas de salud visual. Son datos fidedignos que, sin duda, se deben estudiar con más profundidad y sacar conclusiones» —explicó Rafael José Vélez.
Por su parte, Ana Prieto Nieto subrayó la esencial significación del óptico-optometrista en los centros públicos de atención primaria. «En unos años habrá muchos profesionales no médicos, como ópticos-optometristas, terapeutas, podólogos o psicólogos, que también deberán incluirse como profesionales en los puestos públicos sanitarios por el bien de la sociedad, pero para que esto suceda los ópticos-optometristas y estos otros profesionales deberán luchar y trabajar cada día para ello en los ámbitos políticos y administrativos, potenciando la formación especializada e incrementando con ello el número de plazas públicas», concluyó la diputada.
5 datos clave
1. El 75% de los médicos de atención primaria opina que la demanda asistencial por problemas relacionados con la visión es muy o bastante frecuente.
2. Dos de cada tres derivaciones a oftalmología son por problemas refractivos y/o binoculares (más de un millón cada año). El Sistema Nacional de Salud podría ahorrar cincuenta millones de euros al año integrando a ópticos-optometristas en atención primaria.
3. El 88% de los médicos de atención primaria consideran que el profesional idóneo para una valoración del estado refractivo o de la visión binocular de los pacientes es el óptico-optometrista.
4. Los que se revisan periódicamente (70%) lo hacen mayoritariamente en establecimientos sanitarios de óptica, 47% (siete puntos más que en 2017), un 27% en oftalmólogos privados (seis puntos menos que en 2017) y solamente un 12% en centros de salud (ocho puntos menos que en 2017).
5. Aún existe un 30% de la población que no se revisa nunca su visión, lo cual supone un grave problema de salud pública. El 85% de los españoles le parece bien/muy bien que ante un problema de salud visual, antes de que el médico de atención primaria lo derive al oftalmólogo, hubiera un óptico-optometrista que lo atendiera.
Fuente Comunicae